La inteligencia emocional puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso en la vida. Las personas con alto grado de esta clase de inteligencia consiguen mejores trabajos, tienen relaciones de mayor calidad y son más felices, mientras que a las demás se les hace muy difícil conseguir la vida que quieren.
Por eso, hoy te explicaré qué es la inteligencia emocional, su importancia y cómo desarrollarla.
El término “inteligencia emocional” fue acuñado en 1990 por los psicólogos norteamericanos John Mayer y Peter Salovey. Sin embargo, no cobró la importancia que tiene hoy hasta la publicación del libro Inteligencia emocional, de Daniel Goleman.
En este excelente manual, Goleman define la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
También dice que “una persona con un alto grado de inteligencia emocional es capaz de reconocer sus propias emociones y la manera en que le influyen, para así actuar de la forma más asertiva sin tomarse las cosas de forma personal.”
En otras palabras, la persona que posee una elevada inteligencia emocional puede motivarse, darse ánimos y pensar racionalmente sin importar lo que suceda. Es capaz de ello porque, al entender sus propias emociones, puede manejarlas adecuadamente en función de las circunstancias. No las reprime ni las niega, sino que las acepta y las estudia.
Se conoce a sí mismo. Y, al conocerse a sí mismo, conoce a los demás. Eso le permite entender lo que están pensando y sintiendo las otras personas, y relacionarse asertivamente con ellas, sin tomarse el comportamiento de los demás de manera personal. Esto se traduce en relaciones positivas, ya sean de amistad, pareja, familiares o laborales.
Esto lo hace más eficaz en todas las dimensiones de su vida. Una persona con elevada inteligencia emocional no solo es más ecuánime, alegre y positiva, sino más racional, concentrada y determinada en todo lo que hace. Y esto, como es natural, maximiza sus probabilidades de éxito ante cualquier meta que se proponga.
Algunas personas desarrollan la inteligencia emocional de forma natural durante la infancia, gracias a factores genéticos y del entorno familiar y social que lo favorecen. Así todo, se puede desarrollar en la adultez: para ello, Daniel Goleman propone el entrenamiento simultáneo de cinco habilidades básicas: autoconsciencia, gestión emocional, automotivación, empatía y habilidad social.
La autoconsciencia es la base de la inteligencia emocional. Consiste en saber reconocer y entender las propias emociones. Pero no a posteriori, sino en el momento justo en que están ocurriendo. Es identificar también los pensamientos, juicios y valoraciones relacionados con esa emoción que tienes ahora mismo.
Para desarrollar la autoconsciencia, hay técnicas muy efectivas como el mindfulness y la técnica de conexión a tierra. Con el entrenamiento sostenido, puedes adquirir un mayor grado de autoconsciencia, lo que te permitirá desarrollar la siguiente habilidad, que es la…
Como puedes imaginar, no basta con la autoconsciencia para ser asertivo: también tienes que desarrollar la capacidad de gestionar tus propias emociones. Para ello, la técnica de mindfulness resulta muy útil. Pero también las de respiración profunda, relajación muscular progresiva y visualización creativa, así como muchos ejercicios de Programación Neurolingüística (PNL) enfocados al manejo de las emociones.
La automotivación no es más que la habilidad de alinear tus emociones con tus objetivos, para evitar que saboteen tu capacidad de tener éxito en lo que te propongas. Dos técnicas PNL muy buenas para desarrollar esta habilidad son la técnica del SCORE y la de futuros motivantes, que consisten en el análisis de tu situación actual y la proyección, en forma de visualización, de las metas que te has propuesto.
La empatía puede parecer muy difícil de desarrollar. Pero lo cierto es que surge naturalmente cuando se han desarrollado un poco las tres habilidades anteriores. Así todo, hay que darle un empujón y entrenarla desde el principio. En este sentido, escuchar a las personas y observarlas, dejar de preocuparse tanto por uno mismo, y prestar ayuda desinteresada a los demás son excelentes formas de desarrollar la empatía.
Las habilidades sociales son las que, a fin y al cabo, permiten tener relaciones asertivas con las demás personas. Pero si no se tienen las habilidades de la autoconsciencia, la gestión emocional, la automotivación y la empatía, el acto de utilizar las habilidades sociales no sería más que un frío despliegue de técnicas y estrategias sociales. Y esto se ha demostrado que no funciona.
Sin embargo, hay que aprender estas técnicas y estrategias, porque la sociedad es un entorno complejo y no basta con ser uno mismo o aplicar lo aprendido de la propia cosecha. Y la mejor forma de aprenderlas es asistir a cursos y programas de formación en habilidades sociales. Ten en cuenta que es muy difícil desarrollar estas habilidades sin la ayuda de un entrenador cualificado que te instruya y guíe a lo largo del proceso.
Como puedes ver, desarrollar la inteligencia emocional para ser más asertivo y eficaz en todo lo que haces y con las demás personas, es posible. Puede que al principio requiera cierto esfuerzo, pero con el tiempo se volverá automático. Por eso, no pierdas un segundo más y busca ya cursos de inteligencia emocional. Esta es la mejor inversión que puedes hacer en tu vida.
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Esta entrada ha sido publicada el 25/01/2021 11:30